Las galletas y los panes de Nuland no funcionaron: "No es la Rusia que queríamos", dijo impotente
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Hondamente decepcionada. Así se siente Victoria Nuland con Rusia, subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos de EEUU. Las famosas galletas y panes que tan alegremente se la vio repartiendo en diciembre de 2013 en Kiev entre los agitadores y demás cómplices del golpe de Estado en Ucrania, no repercutieron en Moscú, tal como hubiera querido. Nuland 'erró el bizcochazo' Sin quererlo, Nuland definió perfectamente la palabra 'soberanía', al afirmar que el gigante euroasiático "no es la Rusia que, francamente, queríamos. Queríamos un socio que se iba a occidentalizar, que iba a ser europeo. Pero eso no es lo que Putin ha hecho". Traducción: pretendían que, tras la caída de la Unión Soviética, Rusia se convirtiera en un lacayo de EEUU, cediéndole todos sus recursos energéticos, y si el territorio podía ser fragmentado, mucho mejor. Por lo cual, con Rusia, Nuland ha dado a la palabra 'soberanía' el verdadero e intrínseco significado. En esas declaraciones que hizo para la cadena CNN, la funcionaria norteamericana también dijo una perogrullada: que Washington "continuará presionando" al presidente ruso, Vladímir Putin, para obligarlo a "sentarse a la mesa [de negociaciones] de manera seria", aludiendo al conflicto en Ucrania provocado por su país para asestar una derrota estratégica a Rusia. "En un mundo donde el control general recaía en EEUU y las potencias dominantes europeas como Francia, el Reino Unido y Alemania, evidentemente que una Rusia con una política más de equilibrio a nivel internacional y que no tiene ambiciones imperiales, ni tiene ambiciones coloniales, es una Rusia insumisa que no es el estilo de país que necesitan alrededor de EEUU Francia y el Reino Unido. Ellos están acostumbrados a países de rodillas donde pueden dictar absolutamente las políticas que les place", explica el analista internacional Nicola Hadwa. "En este caso, evidentemente que no es la Rusia que querían, porque Rusia no va a ser, ni ahora, ni nunca, una Rusia de rodillas, donde la mal llamada comunidad occidental va a manipular, va a manejar su presente y su futuro. Rusia es lo suficientemente fuerte e independiente como para no estar de rodillas", concluye el experto.