Los verdaderos principios de EEUU: barra libre de sus armas a los neonazis ucranianos

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La Administración Biden permitirá al batallón Azov, calificado como terrorista en Rusia, utilizar armas estadounidenses. De esta manera, el país norteamericano retira su propia prohibición impuesta hace una década. Así lo ha informado el periódico 'The Washington Post', que cita al Departamento de Estado de EEUU. Rusia ha comentado esta decisión. Las cosas por su nombre Creado en 2014 en pleno golpe de Estado en Ucrania, el batallón Azov fue formado por voluntarios, en su mayoría, miembros de organizaciones racistas y neonazis. Pasados unos meses de su creación, se convirtió en regimiento y luego fue integrado a la Guardia Nacional de Ucrania. Kiev negó varias veces la relación de Azov con los nazis, pero las evidencias de la ideología se observan hasta en sus emblemas oficiales con símbolos 'wolfsangel' y 'sol negro', asociados tradicionalmente con nazis. La prohibición de permitir el uso de armas estadounidenses a este batallón fue impuesta luego de que Washington determinara que algunos de los fundadores de esta unidad militar neonazi defendían ideologías racistas, xenófobas y ultranacionalistas. Pero, como dice el refrán, la necesidad tiene cara de hereje, en medio de los fracasos de las tropas del régimen de Kiev en el frente, la Casa Blanca cambió sus políticas, y ahora Azov tendrá barra libre de la misma ayuda militar suministrada por EEUU, como cualquier otra unidad del Ejército ucraniano. Rusia reaccionó a esta medida. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, lo valoró de forma negativa. "Un cambio tan repentino de la postura de Washington muestra que no desdeñan nada en sus intentos de reprimir a Rusia, utilizando, por supuesto, a Ucrania, al pueblo ucraniano, como una herramienta en sus manos", afirmó, al enfatizar que Azov es "una unidad armada ultranacionalista". Mientras, EEUU defendió su decisión amparándose en su hipocresía. "Tras una revisión exhaustiva, la 12.ª Brigada Azov de las Fuerzas Especiales de Ucrania ha superado la investigación Leahy, llevada a cabo por el Departamento de Estado de EEUU", declaró el Departamento, aludiendo a la ley Leahy de 1997 que prohíbe que la ayuda exterior de EEUU vaya a unidades de seguridad, militares y policiales extranjeras acusadas de haber cometido violaciones de derechos humanos. Apuntan que el Departamento de Estado no encontró "ninguna prueba" de tales violaciones. "Era obvio que ‘no iban a encontrar’ ninguna prueba", señala el doctor en Relaciones Internacionales, Alberto Hutschenreuter, autor del libro El descenso de la política mundial en el siglo XXI. El analista ahonda en su concepto. "Digo que era obvio, porque la guerra en Ucrania ha subido unos escalones más en su grado en el tema de fondo que es la posibilidad relativa con que Ucrania pueda sufrir una derrota por agotamiento de sus fuerzas, por insuficiencia de capacidades, etc., frente a Rusia que finalmente se adaptó a la guerra. De modo que esta situación es la que hay que tener presente para entender la posibilidad de que Ucrania sea derrotada, [algo que] cambia la fase de la guerra y los protagonistas. En Ucrania tenemos ya una guerra más directa entre Rusia y la OTAN, y especialmente EEUU", concluye el Dr. Hutschenreuter.

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