44 Los viajes de Gulliver

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Hace mucho tiempo, vivía Gullliver, un joven que estudiaba para ser un gran médico, aunque su pasión, era los viajes de aventura. Cuando su pasión pudo más que su profesión, decidió embarcarse en un buque de un Capitán de nombre Prichard. Cuando zarparon de viaje, todo fue maravilloso para Gulliver y la tripulación, hasta que se toparon con una terrible tempestad. Todos los tripulantes se vieron en grandes apuros, tanto, que el buque se estrelló contra unas rocas haciéndolos naufragar. Gulliver tuvo la suerte de salvarse luchando contra las olas y llegar a tierra firme. Cuando llegó, estuvo tan cansado que se quedó dormido. Tras varias horas, Gulliver despertó, y al intentar levantarse, no pudo moverse ya que sus brazos y sus piernas, hasta sus cabellos estaban atados a la tierra, solo podía ver el cielo. De pronto, oyó un gran bullicio y se asusto al sentir que algo le caminaba por la pierna izquierda, luego sintió que algo le caminaba por el pecho y le llegaba hasta la barbilla. Al intentar ver de qué se trataba vio a un hombrecito de unos quince centímetros y a su lado estaban otros que lo seguían. Gulliver, intentó desatarse mas sintió que muchas flechitas se prendían en su cuerpo, y aunque no le hacían daño, optó por quedarse quieto. Cuando un hombrecito que parecía ser un Rey se acercaba, este le hablo educadamente a Gulliver, luego, le dijo que había llegado al pacifico reino de "Liliput". Gulliver le agradeció la bienvenida y luego dijo estar hambriento y sediento. El Rey ordenó que lo desaten y le brinden comida y algo para beber. Los soldados le trajeron muchos grandes buffets y deliciosos manjares que los consumió rápidamente, luego le trajeron para beber más de tres mil litros de Vino que afortunadamente calmaron su sed. Tras hablar sobre muchas cosas, los Liliputienses entablaron una buena amistad con Gulliver y tras ganarse la confianza del Rey, lo llamaron el Hombre-Montaña. Con el pasar del tiempo, el Rey le dijo a Gulliver que había una lucha interna entre los Tramecsán y Estamecsán, pero que les preocupaba más el peligro de invasión del reino de los Blefuscu. Unos días después, la pelea se inicio por una situación absurda, cuando años atrás, uno de los príncipes se corto el dedo por romper un huevo por el lado mas ancho. Ante ello, el Rey ordeno que todos debían cortar los huevos por el lado más delgado, y si no lo hacían así, sufrirían un gran castigo. Conforme paso el tiempo, esto causó la rebelión de muchos Liliputienses que fueron al destierro, pero fueron bien recibidos por el Reino de Blefuscu, y conociendo sus estrategias, ayudaron a iniciar una invasión armada. Cuando llegó el día de la "Guerra", Gulliver, quien había jurado defender al reino de Liliput le bastó lanzarse al mar para apresar a toda la marina, atando sus naves con cordeles entre sí. Lo atacaron incansablemente con muchas flechas pero su intento fue inútil. Tras muchos intentos fallidos por hacer caer al gran Gulliver, los invasores se rindieron y volvió nuevamente la Paz. Los días de paz continuaron y una tarde, mientras Gulliver caminaba por la playa donde naufragó, siguió a un extraño pez que estaba nadando y saltando. Curioso por este, lo siguió por mucho tiempo, hasta que de pronto, vio un Barco que era de personas de su mismo tamaño. Gulliver fue rescatado por ellos y llevado de regreso a su tierra. Gulliver estaba triste porque sus aventuras con los Liliputienses había acabado, pero luego estuvo feliz por haber ayudado a su pequeños amigos.

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