La carta de Tom Hanks para conseguir su primer papel en cine
Epistolar - Un pódcast de Antología de lo íntimo - Miercoles

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Hay cartas que son un lance, un probar a ver qué pasa… Algo así como tirar una botella al mar. Quizá, quien te dice, alguien la recoge y lee tu mensaje. Esta carta tiene una historia que va de eso. Corría el año 1974. Un adolescente llamado Thomas Jeffrey Hanks queda maravillado después de ver la película “El golpe”, de George Roy Hill, con Robert Redford y Paul Newman. Ese joven decide escribile al director para presentarse. Quiere que lo miren, quiere ser descubierto, aunque -dice- “soy un don nadie. Mi físico no es deslumbrante y ni siquiera puedo dejarme el bigote”. No se sabe si Hill, quien falleció en 2002, contestó esta carta alguna vez. Pero eso importa poco ahora. Ese joven se convirtió en Tom Hanks, uno de los actores más talentosos de su generación, ganador de dos Oscar por las películas “Philadelphia” y “Forrest Gump”. Acá la carta de un chico que sueña. Acá la botella llegando al otro lado del mar. Lee el actor Joel Fazzi. ***Estimado Sr. Hill: Habiendo visto su fantástica y galardonada película “El golpe”, protagonizada por Paul Newman y Robert Redford, y habiéndola disfrutado mucho, me parece totalmente adecuado y apropiado que usted me "descubra". Ahora bien, sé lo que está pensando: "¿Quién es este chico?", y comprendo sus recelos. No soy nadie. Nadie fuera del instituto Skyline ha oído hablar de mí... Mi aspecto no es espectacular. No tengo el físico de un dios griego y ni siquiera me crece el bigote, pero supongo que si la gente paga por ver ciertas películas... pagará por verme a mí. Vamos a concretar los detalles de mi descubrimiento. Podemos hacerlo como se descubrió a Lana Turner: yo sentado en un taburete de una heladería, tú entras, me ves y, ¡bum!, soy una estrella. O quizá podamos hacerlo así: un día entro en tu oficina y te suplico que me des un trabajo. Para deshacerte de mí, me das un papel de suplente en tu próxima película. Durante el rodaje, la estrella se rompe una pierna en el camerino y, como ya vas con retraso, me pones arbitrariamente en su lugar y, ¡BANG!, soy una estrella. Todos estos planes me parecen bien, o podemos hacerlo como tú quieras, ¡a mí me da igual! Pero dejemos una cosa clara. Sr. Hill, no quiero ser una gran estrella de Hollywood con chicas revoloteando a mi alrededor, solo un chico americano de pueblo que ha triunfado, tiene un Porsche y llama a Robert Redford "Bob". Atentamente, Suamigo para siempre, Thomas J. Hanks