La Gema Perdida de Tutankamón #documental #arqueologia #historia #podcast
Escuchando Documentales - Un pódcast de Iñaki
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La extraordinaria historia de cómo una gema misteriosa en uno de los collares de Tutankamón condujo al descubrimiento de una nueva y dramática amenaza cósmica. El arqueólogo y geólogo italiano Vincenzo de Michele caminaba por el Museo Egipcio de El Cairo cuando vio una extraña piedra de color amarillo verdoso no identificada en una joya recuperada de la tumba de Tutankamón. Cuando solicitó permiso para probar la gema, descubrió que en realidad era un tipo de vidrio. Además, pudo demostrar que el vidrio era de origen natural y provenía de un lugar remoto en medio del Gran Mar de Arena en el Sahara egipcio. Pero, ¿cómo y por qué se esparció este misterioso y hermoso cristal en esta zona del desierto? En una misión para resolver este enigma estaban el geólogo egipcio Aly Barakat, el astroquímico austriaco Christian Koeberl y el físico de impacto estadounidense Mark Boslough. Koeberl llevó a cabo más pruebas en el vidrio y estableció que se formó a una temperatura tan alta que solo podía haber una causa conocida: un meteorito que impactó contra la Tierra. Y, sin embargo, no había signos de un cráter de impacto. Una pista crítica vino de los bosques de Siberia. En 1908, una explosión masiva arrasó con 80 millones de árboles en Tunguska. Aunque no hubo señales del impacto de un meteorito, los científicos ahora creen que un objeto extraterrestre de algún tipo debe haber explotado sobre Tunguska. ¿Podría un estallido aéreo similar haber producido suficiente calor para convertir el suelo en vidrio en el desierto egipcio? Al regresar a los EE. UU., Boslough pudo cargar todos los datos conocidos en las supercomputadoras para revelar que un meteorito podría generar una bola de fuego abrasadora, creando temperaturas superficiales de 1800 grados centígrados y dejando atrás un campo de vidrio. Además, ahora predice que tales eventos podrían ocurrir cada cien años, y que el efecto de incluso un pequeño estallido en el aire sería comparable a muchas bombas de Hiroshima. En un área densamente poblada, esto sería evidentemente devastador: los muertos fácilmente podrían ascender a millones.