Banqueros de Dios y de la mafia: escándalos del Vaticano

Historias de la economía - Un pódcast de elEconomista - Lunes

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La distancia entre los asuntos de Dios y de la mafia es prácticamente inexistente cuando se analiza la historia del Banco Vaticano. Corrupción, chantaje y muertes han campado a sus anchas en la casa del Señor tejiendo una red tan densa que deshacerla, a día de hoy, aún se asume imposible. La historia, al igual que las mejores películas corales, puede ser contada desde muchos ángulos. Aquí la contaremos a través de dos hechos que influyeron especialmente en el descrédito en que se sumió la entidad: los lazos con el Banco Ambrosiano y la misteriosa muerte de Roberto Calvi, una relación que marcaría las finanzas de la Santa Sede para siempre. Desde que el Papa Pío XII lo fundara en 1942, han sido más las décadas en las que en Banco Vaticano ha protagonizado escándalos que las que estuvo libre de pecado. El objetivo primigenio del Instituto para las Obras de Religión (IOR), nombre oficial de la entidad, era administrar los bienes propiedad de la Iglesia Católica destinados a obras de religión o caridad, pero los distintos gestores que estuvieron a los mandos diversificaron las tareas hacia terrenos más pantanosos.Para adentrarse en la polémica es necesario presentar al primero de los protagonistas: el Banco Ambrosiano, del que el Banco Vaticano era principal accionista.El llamado 'banco de los curas', fue fundado en 1896 por el Beato Giuseppe Tovini, con el propósito de promover un banco católico entre la oferta de bancos laicos ya existentes. La idea original se pervertiría en el siglo siguiente. En 1960, la expansión del negocio le llevó a Luxemburgo, donde abrirían una filial bajo el nombre de Holding del Banco Ambrosiano. Esta estaría presidida por Carlo Canesi, quien contrataría para su equipo a Roberto Calvi y marcaría, sin saberlo, la historia del Banco Vaticano.Calvi tuvo una promoción rápida y en 1971 ya había alcanzado la presidencia del Banco Ambrosiano. Con él al frente, los negocios en el exterior se multiplicaron: compañías en Bahamas o Sudamérica o una filial el Perú, el Banco Ambrosiano Andino. Y también se expandió el campo de acción hacia trámites como el que blanqueó dinero de partidos políticos o la dictadura de Somoza en Nicaragua. Incluso habría proporcionado fondos al movimiento anticomunista Solidaridad en Polonia, país de origen del Papa Juan Pablo II y argumento principal de la guerra ideológica contra el comunismo en la que se adentraría más tarde el Vaticano.Para 1978, el Banco de Italia elaboró un informe en el que advertía de los sospechosos movimientos de fondos del Banco Ambrosiano y promovió una investigación sobre el imperio financiero de Calvi. Sin embargo, un cúmulo de trágicos sucesos ocurrido ese mismo año, y coincidentes con el inicio de las averiguaciones en torno al 'banco de los curas', oscurecerían aún más la historia. Por un lado, el asesinato de Emilio Alessandrini, el magistrado de Milán que investigaba el caso y por otro, la muerte del Papa Juan Pablo I en septiembre de 1978, a los 65 años y apenas un mes después de que la fumata le anunciara en el cargo, suscitó varias teorías que apuntaban al asesinato ante los planes del pontífice para limpiar el nombre del Banco Vaticano.

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