¿POR QUÉ Y PARA QUÉ?

IGLESIA DEL REY - Un pódcast de Iglesia del Rey

Los israelitas volvieron a hacer lo malo ante los ojos del Señor, y el Señor los entregó en manos de los filisteos durante cuarenta años. 2 Había un hombre de Zora, de la familia de los danitas, el cual se llamaba Manoa; su mujer era estéril y no había tenido hijos. 3 Entonces el ángel del Señor se le apareció a la mujer, y le dijo: «Tú eres estéril y no has tenido hijos, pero vas a concebir y a dar a luz un hijo. 4 Ahora pues, cuídate de no beber vino ni licor, y de no comer ninguna cosa inmunda. 5 Porque vas a concebir y a dar a luz un hijo. Él no pasará navaja sobre su cabeza, porque el niño será nazareo para Dios desde el seno materno. Y él comenzará a salvar a Israel de manos de los filisteos». 6 La mujer fue y se lo dijo a su marido: «Un hombre de Dios vino a mí, y su aspecto era como el aspecto del ángel de Dios, muy imponente. Yo no le pregunté de dónde venía, ni él me hizo saber su nombre. 7 Pero él me dijo: “Vas a concebir y a dar a luz un hijo; desde ahora no beberás vino ni licor, ni comerás cosa inmunda, porque el niño será nazareo para Dios desde el seno materno hasta el día de su muerte”». 8 Entonces Manoa imploró al Señor, y dijo: «Te ruego Señor, que el hombre de Dios que Tú enviaste venga otra vez a nosotros, para que nos enseñe lo que hemos de hacer con el niño que ha de nacer». 9 Dios escuchó la voz de Manoa. Y el ángel de Dios vino otra vez a la mujer cuando estaba sentada en el campo; pero Manoa su marido no estaba con ella. 10 La mujer corrió rápidamente y avisó a su marido, y le dijo: «Ven, se me ha aparecido el hombre que vino el otro día». 11 Manoa se levantó y siguió a su mujer, y cuando llegó al hombre, le dijo: «¿Eres el hombre que habló a la mujer?». «Yo soy», respondió él. 12 Y Manoa le preguntó: «Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser el modo de vivir del muchacho y cuál su vocación?».

Visit the podcast's native language site